11 May 2006

dehesa

as a phd student, pretending to have a life and then realizing you don't have one when summer comes and you get a glimpse of what "having a life" means can be very frustrating.

for me, it is only a little bit frustrating -- i have actually enjoyed what some people call a half-life and i especially look forward to the summer months (and then i think that once you've completed your coursework and become fully devoted to your dissertation, then the phd becomes one perennial summer, but that's another story).

one thing that is frustrating, though, is not doing simple things because you just don't have time. like writing a blog entry. here i am, once again, apologizing for not having written in the past month or so. my absence is mostly due to my workload (orals, orals, orals) but, fortunately, also to my attempts to have a life.

such efforts include attending ivan and yolis's wedding in cuernavaca (pictures coming up soon) and organizing the whole trip to the world cup this summer. but it's been fun. it's also meant that i've had to work extra harder when i'm actually working. in any case, my macro oral is happening this coming tuesday, 16 may, so after that, you should here from me more often.

in the meantime, i want to share this column by germán dehesa in today's el norte. it is a very good sample of why i read his columns every day and why i've chosen to have them delivered straight to my inbox. it also reminded me of the things i like to share with you in my blog. how does anyone come up with such funny things like the comparison to rodriguez alcaine? i had no clue who rodriguez alcaine so i googled him up. this is it:


and this is the column:

Anticutimadres -- por Germán Dehesa

Exijo que el Día del Padre se me rinda un homenaje que abarque del Bravo al Suchiate, que haya cánticos, marchas pacíficas y por la banqueta, flores mil, poemas alusivos, hermosísimas muchachas y Marcos para dar la nota de color. No merezco menos. Sólo un padre de talla heroica se atreve a lo que yo me atreví este 9 de mayo.

Me explicaré con cierto detalle. A las 2 de la tarde, gracias a los buenos oficios de Aeromar, una línea cuya terminal viene quedando entre Texcoco y Puebla, llegué de Colima a la Capital. Salí al colapsado tránsito capitalino y comencé a fabricar adrenalina. Antes de pensar en descansar, me esperaban dos artículos, un programa de radio y una reunión de padres de familia.

Aunque ustedes no lo crean, pude desahogar todas mis tareas y a las 18:30 me dispuse a acudir a la exótica reunión donde, con motivo del campamento en el que Andrés von Bucles infestará en Alemania, había que decidir asuntos tan fundamentales como el referente a la pertinencia o impertinencia de que los infantes aztecas lleven chile habanero a tierras teutonas y el de si será prudente que los pequeños patas de ancla bailen en el corazón de Germania el Jarabe Loco o algo de Molotov. Todo esto lo supe después. En principio, yo ni sabía de qué se trataba.

No sabía a lo que iba, pero además tampoco era fácil que llegara a esa junta en una casa peligrosamente cercana a Perisur. No saben. Todas las vías sureñas estaban tomadas por los edípicos tardíos que querían adquirir un regalo para sus rugientes madres, pero sobre todo, estaban invadidas por las anticutimadres. Llamamos así a todo el previsor madrerío que decide tomar providencias el día 9, para disfrutar a fondo "su día". Según la encuesta publicada por la revista Ese País, el 95 por ciento de las anticutimadres tiene una uña enterrada, y si esta dolencia persistiera, los zapatos picudos de tacón aguja que tienen pensado ponerse para verse como la madre de todas las madres, les provocarían en un máximo de dos horas hiperventilación y convulsiones. Por esto andan el día 9 por todo el Periférico y por Insurgentes manejando a lo bruto y en pos de su salón de belleza. Ahí les desentierran la uña y ya de pasada las peinan como a Rodríguez Alcaine y les hacen su "facial" para que parezca que llegaron en moto al Día de las Madres.

Fue con esta tribu de las anticutimadres y de los hijos de última hora con la que tuve que lidiar para llegar a la vital reunión. Llegué tarde, pero, con la excepción del dueño de la casa, fui el primer machín que se presentó. En lo que llegaban los demás, tuve tiempo sobrado para imponerme de que el inutilísimo fruto de mi vientre iba a preparar cocina mexicana y alemana en un lugar llamado "Lunenburg" que queda en el quinto kahrach como se dice en alemán. Me consuela saber que su madre le va a enseñar a cocinar, porque esto es una garantía de que llegará enteramente virgen en lo que a la ciencia culinaria toca.

El 10 de mayo ya se soltaron las madres. Muchas de ellas fueron a ver a sus hijos y nietos en una espantosa versión infantil de "Vaselina", o de la Toma de Zacatecas. Esto depende mucho del temperamento de la directora. Bajo su peluca o su peinado de astronautas, las madres tenochcas sienten que hubiera sido mucho mejor no celebrarlas. Hacen cola para entrar a un restorán. Tienen la ficha 124 y van en la 8. Su pierna mala les punza. Su hijo, después de comer -si comen-, las quiere llevar a ver a Polo-Polo. A las 9 de la noche, madres, premadres y anticutimadres ingresarán a Urgencias.